Por STAFF ENTORNO Y FUTURO | 03/10/2022
El cáncer más común a nivel global es el cáncer de mama, asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS). Éste es la tercera causa de muerte de mujeres en México, donde en 2021 cobró la vida de 7 mil 821 pacientes y los nuevos casos se dispararon 35%. Hasta ahora, la principal arma para combatir esta enfermedad es la detección temprana.
En el país, la incidencia más alta de cáncer de mama se presenta en Morelos (152 casos por cada 100 mil mujeres mayores de 20 años). De acuerdo con el Inegi, le siguen Colima (140) y Aguascalientes (67). La incidencia más baja la tiene Guerrero (8).
Algunos factores que predisponen al padecimiento son inevitables. Por ejemplo, antecedentes familiares de cáncer de mama, ser mayor de 40 años, tener la primera menstruación antes de los 12 años o la última después de los 52 años.
Otros factores de riesgo están más ligados al estilo de vida y, por lo tanto, se pueden modificar. Es el caso de tomar hormonas para la menopausia, usar anticonceptivos hormonales por más de cinco años, no tener hijos o tener el primero después de los 30 años, no lactar, la obesidad, el sedentarismo, una mala alimentación o el exceso en consumo de alcohol y tabaco.
Así, el verdadero reto para la sociedad mexicana está en fomentar la autoexploración y, sobre todo, la realización de estudios tempranos y más amigables.
Ello ha dado origen a Eva Center y Thermy, dos emprendimientos de jóvenes mexicanos que han desarrollado innovaciones tecnológicas menos invasivas y costosas para un diagnóstico oportuno.
Detección temprana del cáncer de mama, una cuestión de vida o muerte
La detección temprana del cáncer de mama puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Si éste se diagnostica a tiempo, brinda más de 90% de probabilidad de supervivencia, indican diversos estudios.
Sin embargo, únicamente 30% de las mujeres mayores de 40 años en México se realizan una mastografía anual. Entre otras razones, los especialistas señalan la falta de acceso a la prueba, así como a la carencia de información que da lugar a diversos tabúes.
“Yo comienzo a trabajar en cáncer de mama después del segundo diagnóstico de cáncer de mi mamá. Mi abuela falleció a causa de la enfermedad.
Iniciamos desarrollando una tecnología para analizar los patrones térmicos del pecho; es decir, el flujo sanguíneo. Desde los años 70 sabemos que hay una correlación entre la cantidad de sangre en el pecho y la posibilidad de una enfermedad”, dice Julián Ríos, fundador de Eva Center.
Así, el primer producto de esta healthtech fue un brasier que medía la diferencia de temperatura de los senos. La limitante era que tenían que hacer uno para cada mujer.
Entonces crearon EVA Center, cabinas inteligentes ubicadas en centros comerciales, donde a través de medición infrarroja y tridimensional las mujeres podían hacerse una exploración en menos de 10 minutos.
Sin embargo, el año pasado cerraron las cabinas y lanzaron Eva Pacs para trabajar directamente con médicos e instituciones de salud. Hoy, más de 850 médicos radiólogos usan esta herramienta y la startup suma más de 25 millones de dólares en capital financiado.
“Somos un método no invasivo; no emitimos ningún tipo de radiación. Hemos sido muy afortunados al obtener inversión de fondos como Khosla Ventures y de ángeles inversionistas como Leonardo DiCaprio, Ashton Kutcher y Paul Buchheit”, comenta Julián Ríos.
Emprendimientos al servicio de la salud y la patria
La mastografía es el gold standard para la detección del cáncer de mama. Por recomendación de la OMS, los países deben tener capacidad para tamizar mínimo al 70% de su población mayor de 40 años.
“Para cumplir con la recomendación de la OMS México necesitaría unos 5 mil mastógrafos —señala Enrique Hernández, fundador de Thermy—. Tenemos menos de 2 mil y trabajan al 30% de su capacidad porque están concentrados en las ciudades. Además, sólo hay 380 médicos radiólogos”.
Este ingeniero biónico por el Instituto Politécnico Nacional aprendió que la técnica debe estar al servicio de la patria. Como al graduarse no encontró vacantes para su carrera, decidió emprender.
“Lamentablemente, parte de los fundadores de Thermy hemos tenido algún familiar con cáncer. Decidimos enfocarnos al cáncer de mama porque es el que aqueja a quienes más queremos: nuestras madres y hermanas”, relata Enrique Hernández.
Fue así que desarrollaron una cámara infrarroja de alta precisión. Ésta capta la temperatura de los senos y la convierte en una imagen donde cada píxel es como un termómetro. Ya que un tumor demanda sangre y provoca que una mama esté más caliente que la otra, miden incluso variaciones minúsculas.
Además, crearon un software con inteligencia artificial para interpretar las métricas captadas por la cámara.
“Es una tecnología fácil de usar para cualquier médico o enfermera. Un mastógrafo cuesta más de 5 millones de pesos; es difícil que en un pueblito puedan tenerlo. La cámara es cinco veces más barata y portátil. Podemos llegar a las comunidades porque sólo necesitas un tripié, una computadora y una pantalla de referencia”, asegura.
“Nuestra técnica es complementaria. Nos comparamos con una prueba de embarazo: una prueba rápida que te dice cuál es la situación y si sale positiva vas con el especialista”, indica Enrique Hernández.
Alianzas públicas y privadas para el acompañamiento de las pacientes
Tanto Eva Center como Thermy saben que su labor para salvar vidas no termina en la realización de pruebas oportunas. Ambos emprendimientos son conscientes de que cada caso positivo de cáncer de mama requiere de un acompañamiento.
“Lo primero que nos dicen las pacientes, después de que el oncólogo les confirma que tienen cáncer, es: ‘¿cómo voy a pagar el tratamiento?, ¿qué tipo de carga voy a ser para mi familia?’”, apunta Julián Ríos.
De esta forma, Eva Center también se esfuerza por proveer quimioterapias, tumorectomías y masectomías.
“Estamos buscando alianzas con instituciones de salud porque no es ‘ya te hice una prueba, gracias’ —argumenta Enrique Hernández—. Queremos que instituciones y fundaciones brinden subsidios para que el tratamiento sea lo más económico para las pacientes”.
Por otro lado, Julián Ríos advierte sobre el riesgo que corren las mujeres menores de 40 años, ya que están marginadas de las pautas internacionales de diagnóstico y tamizaje. Es decir, no entran en el grupo poblacional al que se le recomienda realizarse mastografías o ultrasonidos.
“Por ello, cada año miles de mujeres jóvenes mueren a causa de cáncer de mama. Ahí también podemos ayudar. Lana hay y gusto por ayudar a jóvenes mexicanos, también. Ha sido poca la gente que nos ha cerrado las puertas. Cuando ven nuestra pasión, nuestra iniciativa, la mayoría de la gente nos quiere ayudar. Saben que estamos salvando vidas”, concluye Julián Ríos.
Este 19 de octubre, Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, es un buen pretexto para revisar qué puede hacer México para disminuir la mortalidad por esta enfermedad 2.5% al año, que es el objetivo planteado por la OMS.
El Foro Económico Mundial califica como bajo el desempeño que ha tenido el país frente al cáncer de mama; le da 63 puntos de 100. En Latinoamérica, este puntaje lo coloca por debajo de Brasil (82 puntos), Colombia (80), Argentina (72) y Chile (70).
Así, es mucho lo que se debe hacer para promover la prevención y detección temprana del cáncer de mama, incentivar el diagnóstico oportuno aun sin tener acceso a una mastografía, y realizar un manejo integral de la enfermedad.