Por STAFF ENTORNO Y FUTURO | 1/4/2022
Así como en una edificación los cimientos son trascendentales, los primeros cinco años de vida de una persona son los más importantes para desarrollar sus habilidades cognitivas, lingüísticas, socioemocionales y físicas. De acuerdo con la Unicef, un deficiente desarrollo temprano en niños, entre otras consecuencias, reduce sus percepciones económicas cuando llegan a la edad adulta en alrededor de una cuarta parte.
Este organismo señala que India, por ejemplo, experimenta pérdidas económicas debido a un deficiente desarrollo de los infantes. Éstas llegan a ser hasta el doble del Producto Interno Bruto que destina al sector salud.
Por el contrario, cuando un país invierte en la llamada primera infancia tiene un mayor ahorro. La intervención oportuna y adecuada en esa etapa reduce riesgos de enfermedades, deserción escolar y criminalidad, así como los apoyos públicos a través de programas sociales.
De las naciones que integran la OCDE, México es la que menos invierte en la primera infancia: 6 mil 589 dólares por niño. Chile, por ejemplo, invierte 11 mil 263 dólares.
“Se han hecho estudios en Jamaica, Estados Unidos, Australia, donde se habla de que los niños que pasan por programas de calidad, ya sea en casa o en un kínder, tienen menores números de encarcelamiento y deserción escolar”, comenta Luis Garza, fundador de Kinedu, app que ayuda a los padres a procurar el óptimo desarrollo de sus bebés.
“El profesor James J. Heckman, premio Nobel de Economía, advierte que la inversión en primera infancia es la más rentable que cualquier gobierno puede hacer. Estamos hablando de que cada peso o dólar invertido se le regresa 16 veces a la sociedad. Por eso es tan importante. No es solamente un tema educativo o de salud, es un tema social”, agrega.
Para ser padres sí se estudia
Se dice que para ser mamá o papá no se estudia. Sin embargo, su papel es tan determinante en la calidad de vida de los hijos y hay tanto desconocimiento, que requieren aprender de los especialistas.
“La ciencia ha encontrado que durante los primeros años de vida se forman muchas más conexiones neuronales que en cualquier otro periodo de la vida. Eso es importante porque con cada cosa que un niño experimenta empieza a conectar neuronas; si las conecta reiteradamente, fortalece esa conexión”, explica Luis Garza.
De esta forma, un niño rodeado de juego, alegría y relaciones afectivas sanas va a fortalecer vivir en ese ambiente. En cambio, si siempre vive experiencias de abuso y violencia sus conexiones se fortalecen en ese ritmo, aprende a estar estresado y a los 18 años sólo sabe reaccionar al miedo, al odio.
Por ello, la misión de Kinedu es mejorar el comienzo de la vida de los niños mediante la capacitación de los padres. Al mes, registra un promedio de 400 mil usuarios activos. De ellos, 95% son padres primerizos, de entre 25 y 34 años, que radican en ciudades. En su gran mayoría son las mamás quienes consumen los contenidos.
Con la pandemia, en marzo y abril de 2020 la app estuvo disponible de forma gratuita en todo el mundo y llegó a más de un millón de usuarios activos mensuales.
“Hemos modificado algunas recomendaciones debido a los lineamientos de sana distancia, pero en realidad Kinedu funciona en cualquier ambiente. Lo que sí hemos encontrado es una necesidad de las madres y padres de tener mucho más acompañamiento. Por eso desarrollamos clases en vivo, sesiones de coaching uno a uno, y acercamos a expertos de crianza y desarrollo con las familias”, especifica Luis Garza.
Ya que en sus primeros años los niños aprenden a compartir sus alimentos, a esperar su turno, así como las bases de las matemáticas, el español, el inglés, el lenguaje y de la relación con otros, la oferta de Kinedu incluye estimulación temprana, yoga para bebés, reportes de avance, sesiones en vivo, chat para platicar con expertos en sueño, salud, disciplina positiva, rutinas y nutrición.
“La nutrición es fundamental porque si los materiales con los que construimos la casa son débiles y deficientes no vamos a alcanzar a fortalecer esa estructura, en este caso una buena construcción del cerebro. A un niño le puedes dar experiencias de calidad, relaciones afectivas sanas, estimulación temprana, pero si no tiene la nutrición adecuada no va a poder alcanzar su estado óptimo”, asegura.
Acercar los extremos al cuidado de la primera infancia
Precisamente porque la primera infancia es una cuestión social, Luis Garza también trabaja con el Cendi San Pedro y el Cendi Tierra y Libertad en Nuevo León, que son guarderías del gobierno. Asimismo, tiene en puerta una colaboración con la organización Un Kilo de Ayuda y un proyecto en campos agrícolas sinaloenses.
“Se necesita que las familias estén en las escuelas, pero muchas viven en zonas marginadas y ni siquiera tienen acceso a una escuela o no pueden ir. Usando la tecnología nos acercamos a esos papás, pero nos topamos con una realidad: justamente esas zonas son las que tienen menos acceso a datos, a un celular, a una computadora”, comparte.
Unicef sostiene que de entre todos los niños mexicanos aquellos que tienen entre cero y 5 años presentan el menor nivel de desarrollo, se encuentran en mayor pobreza y se les destina el menor gasto público. Uno de cada 20 padece sobrepeso y obesidad, y uno de cada ocho desnutrición crónica.
Este organismo observa que en México la mayoría de las niñas y niños de entre 3 y 5 años tienen un desarrollo intelectual adecuado. No obstante, en los hogares pobres cuatro de cada 10 no cuentan con recursos para adquirir juguetes y libros infantiles o actividades en apoyo al aprendizaje.
La Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (Enapi) indica que ésta es un asunto de estado, porque desde su nacimiento la niñez debe ser reconocida como personas con plenos derechos. Son seres a los que se les debe procurar un cuidado cariñoso.
A partir de programas como el Sistema de Protección Integral a la Primera Infancia Crece Contigo, en Chile; la Estrategia Crianza Feliz, en Brasil, y el Plan Nacional de la Primera Infancia, en Argentina, la Enapi trabaja en cinco áreas clave. Estas son buena salud, nutrición adecuada, oportunidades para el aprendizaje temprano, protección, y seguridad y atención. Pero reconoce que los avances van en corresponsabilidad de las madres, padres o tutores.
Es así que emprendimientos como Kinedu se vuelven necesarios. No hay duda de que invertir en la primera infancia es de lo más rentable que se puede hacer por el futuro que todos compartimos. El reto está en encontrar formas de hacerlo que beneficien a la sociedad en general y no únicamente a los que más recursos tienen.