Las ciudades son un espacio para vivir, convivir, disfrutar y que nos permite la realización personal. Desafortunadamente, en las últimas décadas hemos construido ciudades de manera desarticulada, es decir, las calles e infraestructura se conciben principalmente para automóviles; se han creado zonas exclusivas de vivienda, oficina o esparcimiento y, en muchas ocasiones, estas zonas se encuentran lejos unas de otras y están mal conectadas.
Este enfoque ha resultado en ciudades muy congestionadas, donde la gente pierde tiempo y dinero trasladándose de un sitio a otro, contaminando y desperdiciando recursos.
Por fortuna, en algunas ciudades del mundo ya se comienzan a ver los beneficios de integrar el transporte público masivo, la vivienda, la movilidad no motorizada y los espacios públicos para transitar de manera segura, cómoda y sostenible. En este esquema, las colonias son espacios vivos donde la gente se conecta y crea comunidades vibrantes y seguras, mientras acerca comercios y otro tipo de actividades a los hogares.
Se debe ofrecer al ciudadano un plan integral de movilidad para que se traslade como más le convenga. Anteriormente se percibía a la infraestructura para el transporte privado y el transporte público como cosas separadas, mientras que la nueva visión es de una oferta de movilidad integrada. Desde desplazarse caminando, en scooter, bicicleta, camión, metro, autobús, automóvil compartido o para un pasajero, todo es un conjunto de posibilidades integradas. Lo verdaderamente importante es lograr que pasar de una modalidad de transporte a otra sea lo más fácil y eficiente posible.