Esfuerzos en Monterrey para que la infancia se involucre en la ciudad
En la capital de Nuevo León, Fundación FEMSA y C+LAB Laboratorio de ciudad de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tec de Monterrey colaboran para mejorar las condiciones en Campana-Altamira, una zona de alta marginación.
Eva Fernández menciona que la pandemia les impidió realizar una planeación participativa para el rediseño de un parque. Sin embargo, pudieron emprender La Caja Para Soñar, una iniciativa para recabar voces de los niños sobre cómo se imaginaban su ciudad.
“Ellos los ven como lugares de encuentro y juego. Involucrar a los niños en la construcción de las ciudades me parece interesante, preguntarles cómo quisieran ver su ciudad me parece básico. El juego nos serviría a los adultos también, y eso es algo que deberíamos rescatar”, asegura.
En esa dirección va San Pedro Garza García. Eva Fernández dice que hace tres años este municipio creó un consejo infantil, que se reúne periódicamente para hablar sobre lo que les preocupa a los niños.
“En su gran mayoría han tenido que ver con cómo hacer la ciudad más verde, más limpia. El municipio de San Nicolás de los Garza también está haciendo algo así”, puntualiza.
Desde Fundación FEMSA, Eva Fernández se enfoca también en cuestiones ambientales; sabe que la contaminación afecta al desarrollo de los niños. De hecho, es causa de una cuarta parte de las defunciones de menores de cinco años, según la Organización Mundial de la Salud.
“He estado pensando mucho en el tema del cuidado, tan importante en la primera infancia. Pero también cómo construimos ciudades que cuidan a sus ciudadanos y cómo pensar en el medio ambiente como una extensión de nuestra casa. Mientras no nos demos cuenta de que cuidar el medioambiente es un trabajo de todos, se corre el riesgo de que no haya ciudades sostenibles”, declara.
Desde su punto de vista, si bien hay obligaciones que el Estado debe proveer, la sociedad civil y el sector privado tienen un rol de acompañamiento. Principalmente cuando se trata de probar modelos innovadores a los que el Gobierno, por mandato, no podría designar recursos porque no tiene la posibilidad de asumir riesgos.
“El Pacto por la Primera Infancia es un ejemplo interesante. Por un lado, agrupa a más de 400 organizaciones de sociedad civil. Por otro lado, apoya con capacitación, ideas y datos que les ayudan a los Estados a tomar decisiones. La sociedad civil también tiene un rol de recordarle a las autoridades sus responsabilidades”, opina Eva Fernández.