Para evitar en lo posible el transporte público, la movilidad en general y los grandes conglomerados humanos, los urbanistas tendrán que planear ciudades como Villas Urbanas, distintos centros urbanos con todos los servicios que queden a pocos minutos de distancia caminando. Según la International Society of City and Regional Planners (ISOCARP), que ha convocado a un simposio a inicios de noviembre para discutir el futuro de la planeación urbana, las ciudades han sido desproporcionadamente afectadas por el COVID-19. Pensemos en Wuhan, Los Ángeles, Milán, Ciudad de México, Mumbai o Nueva York.
Por ahora sólo tenemos más preguntas que respuestas. ¿Hay un modelo de ciudad que sea resistente a la pandemia? ¿El asunto de la ciudad pospandemia es sólo de salud pública o más bien es algo que debe involucrar la forma física —el tamaño, la estructura o la densidad— y los elementos materiales de las ciudades —la infraestructura, los edificios, el espacio público—, o también deben considerarse acciones en la economía, la cultura o la política? ¿Qué tipo de innovaciones urbanas podemos esperar, basados en las lecciones de la crisis generada por este virus?
Por lo pronto, parece que se acelerará el tipo de planeación urbana ya esbozado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo: ciudades de 15 minutos. Una serie de núcleos urbanos autosuficientes que cuenten con tiendas, parques, cafés, instalaciones deportivas, centros de salud, incluso centros de trabajo que queden a un viaje en bicicleta de distancia, o incluso caminando. Los grandes desplazamientos tenderán a minimizarse.
Eso, claro, en ciudades planeadas. Alicia Ziccardi de la UNAM, señaló que los mayores cambios urbanos casi siempre están asociados a un asunto de salud pública, pero también que el último plan urbano de la ciudad de México se hizo en el lejano 2003.
Según Ziccardi, en la ciudad se atiende a diferentes clientelas. En su estudio Pobreza, desigualdad social y ciudadanía (CLACSO, 2001) la investigadora anota: "los distintos grupos sociales, asalariados, pobres, mujeres, niños, jóvenes y ancianos son estas clientelas, lo que incide en muy variados procesos de la vida social, tales como: el acceso diferencial a educación y salud; las condiciones de precariedad e informalidad en el empleo, las formas de pertenencia a sistemas de seguridad social, la vulnerabilidad social y territorial, la violencia e inseguridad, la construcción y expansión de la ciudadanía, la sustentabilidad ambiental. Todas éstas son cuestiones que dan origen a formas de intervención o participación de instituciones gubernamentales en las ciudades, las cuales suelen cumplir una función redistributiva al garantizar el acceso a bienes y servicios básicos."