Ciudades inteligentes es una traducción del concepto anglosajón Smart Cities, que hace alusión a las nuevas ciudades construidas o a aquellas en donde se han introducido sistemas de tecnologías de la información y comunicación (TIC), incorporando diversos métodos electrónicos de recolección de datos para alimentar sistemas algorítmicos que ofrecen respuestas específicas a través de dispositivos, servicios e información.
Estos sistemas han hecho presencia en las grandes ciudades con las últimas innovaciones en inteligencia artificial, tecnología 5G, big data y comunicación M2M, con el objetivo —por lo menos argumentalmente— de mejorar la calidad de vida en las ciudades y su eficiencia energética, de disminuir su huella de carbono y mejorar la seguridad de sus habitantes, pero también de permitir la presentación de respuestas específicas e inmediatas a los problemas de la ciudad, así como de apoyar la transparencia y la participación en la gestión urbana.
Muchos de estos principios ya se han comenzado a incorporar en varias ciudades, aunque donde se han manifestado con mayor contundencia es en los proyectos y las ideas de ciudades nuevas para el futuro, fondeadas por los grandes corporativos tecnológicos que han sido los principales encargados de definir el concepto de Smart City. La oficina internacional de arquitectura BIG, dirigida por el danés Bjarke Ingels, es un gran ejemplo de esto, pues ha realizado proyectos para nuevas ciudades en Malasia, Japón e incluso en Marte, que incorporan complejos sistemas para la medición, la producción y el análisis de datos, recursos y servicios.
Otro ejemplo de concepción inteligente de una ciudad lo propuso el despacho Foster & Partners con Masdar City en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos. Un desarrollo de 63,000 m2 que pretendió ser la punta de lanza del urbanismo contemporáneo y hoy es muy criticado, conocido como “La ciudad que nadie visita”. En este proceso de urbanización la idea fue generar una ciudad a partir de la creación de un instituto de investigación de energías renovables y sostenibilidad, inaugurado en 2010, pero sin la potencia suficiente para generar por sí mismo una ciudad en toda la extensión de la palabra, en opinión de sus críticos.