La epidemia también obligó a voltear a ver la bicicleta como lo que siempre ha sido, pero que en la cabeza de muchos era difícil de aceptar: una opción real de transporte en ascenso en el mundo. Así que cabildos, alcaldes, secretarios de transporte y movilidad comenzaron a proyectar ciclovías emergentes y programas de fomento a este medio de transporte.
En Zapopan, se aprobó una ciclovía emergente de 4.2 kilómetros en la avenida Guadalupe; en la Ciudad de México se destinaron 34 kilómetros de la avenida Insurgentes y el Eje 4 Sur para uso de los ciclistas y, además, la Secretaría de Movilidad publicó la guía Ciclovías emergentes: Lineamientos de implementación, para apoyar a las alcaldías y municipios a implementar las suyas. En Ecatepec, aprobaron ocho ciclovías en 27 kilómetros; en Puebla, no sólo implementaron 26 kilómetros de ciclovías emergentes, sino que el cabildo aprobó transformarlas en permanentes. Ciudades como San Luis Potosí, Zacatecas, Ciudad Juárez, San Nicolás, Mexicali, Metepec y muchas más las están construyendo o considerando.
En Europa, medidas similares provocaron un alza de 7% en el uso de la bicicleta y ahorros por más de tres mil millones de dólares en salud cada año, según un estudio reciente realizado en 109 ciudades por investigadores alemanes (Effect of pop-up bike lanes on cycling in European cities). El alcalde de Londres, Sadiq Khan, lo tiene claro: “El aire de mala calidad acelera la mala salud y como el COVID-19, también afecta nuestro sistema respiratorio. No queremos regresar a esos altos niveles de carbono”. En París, lanzaron un ambicioso plan para ayudar a que el transporte público esté menos congestionado, preocupación similar a la que tienen en Nueva York, Roma, Bogotá, Quito, Auckland, Bruselas, Lima, Pasadena y Oakland, entre muchas otras ciudades, donde están ampliando aceras e instalando ciclovías temporales.
Ahora se trata no sólo de ciclovías emergentes, sino también de otras medidas destinadas a los peatones, pues en las aceras también se requiere de la sana distancia. En la Ciudad de México se cerraron calles completas al tráfico para volverlas peatonales. Como lo apuntó el pensador israelí Yuval Noah Harari (The world after coronavirus), estos días se lleva a cabo una experimentación de escala global impensable en otras circunstancias, desde la vigilancia tecnológica, el teletrabajo, la educación en línea, la telemedicina, las videoconferencias masivas y la experimentación acelerada con vacunas y pruebas biológicas que habrían tomado años en otras circunstancias.
Estamos a tiempo de cambiar, de discutir los cambios posibles en nuestras ciudades y revisar cuál debe ser el papel del automóvil en la nueva normalidad. Y no, no se trata sólo de la Ciudad de México, sino también de las 79 zonas metropolitanas y ciudades que tienen oportunidad de seguir un camino diferente, donde se vive otra epidemia terrible, esa que mata a los adultos menores de 25 años: los accidentes viales. O cambiamos ya o nos preparamos para que nuestros mejores poetas escriban un nuevo lamento por Ur.