Por STAFF ENTORNO Y FUTURO | 1/8/2022
El agua es un problema en México. Cerca de 10 millones de mexicanos no cuentan con este servicio en sus hogares, y una buena parte de la población tiene acceso a agua pero escasa y sucia. Esta situación empeora con la reciente emergencia por sequía, pues siete de cada 10 municipios del país no cuentan con el líquido que necesitan. Así, la captación de agua de lluvia es más necesaria que nunca.
Datos del Consejo Consultivo del Agua ponen el problema en contexto. El 78% del agua se utiliza para fines agropecuarios. Casi 23% del agua superficial está tan contaminada que no se puede aprovechar. De 653 acuíferos, 106 están sobreexplotados. En las ciudades, el 40% del agua se desperdicia por fugas. Sólo 47.5% de las aguas residuales reciben tratamiento.
“A falta de agua todo se vuelve un problema. No puedes aspirar a brindar un buen sistema de salud ni a tener un crecimiento económico, por no hablar del bienestar de la gente”, comenta Enrique Lomnitz, director general de Isla Urbana.
“Nosotros tratamos de proponer y desarrollar soluciones en torno a la cosecha del agua de lluvia. En muchas partes de México la gente no tiene agua o tiene un muy mal servicio de agua, sin embargo cae una gran cantidad de agua del cielo y ésta es fácilmente aprovechable”, explica.
Revivir la captación de agua de lluvia en un nuevo contexto
El agua pluvial es un recurso que siempre hemos tenido a la mano. Enrique Lomnitz señala que los mayas construían chultunes, o cisternas subterráneas, para cosecharla. Pero la práctica se fue perdiendo porque resultaba más cómodo tomar agua limpia de un sistema central.
Por ello, Isla Urbana impulsa el desarrollo sustentable hídrico con base en la captación de agua de lluvia. Sin embargo, adaptan las prácticas ancestrales a contextos actuales.
En lugares altamente contaminados, como la Ciudad de México, la cosecha debe hacerse de manera más tecnificada y refinada. Para empezar, el techo de la vivienda, donde cae y escurre la lluvia, debe estar limpio.
En cada aguacero, los primeros 10 minutos la lluvia disuelve la contaminación del aire y lava el techo. Por lo tanto, esa agua no se debe captar. Isla Urbana usa separadores de primeras aguas, dispositivos que desvían el agua que no se va a captar y después de cierto volumen la dirigen al tanque o cisterna donde se almacenará.
“Es una combinación muy sencilla. Con un techo limpio y un separador de aguas tienes una calidad de agua mucho más cercana a lo potable que buscamos. Ya almacenada, se le puede aplicar cloro para desinfectarla y posteriormente se puede filtrar para beber”, especifica Lomnitz.
Ya que la temporalidad de la lluvia varía por región geográfica, la propuesta es simplemente almacenar lo más que se pueda durante las precipitaciones y usarla hasta donde alcance.
“En la Ciudad de México llueve la mitad del año. Incluso con un tanque chico puedes ser autónomo en ese tiempo—afirma Enrique Lomnitz—. Y si empiezas a multiplicar se vuelve muy interesante. O sea, si 100 mil viviendas son autónomas seis meses al año porque captan agua, reduces a la mitad la demanda de agua de muchísimas personas”, subraya.
Restaurar el equilibrio hídrico entre consumo y recarga
La crisis del agua tiene un origen muy claro en la Ciudad de México. De acuerdo con Enrique Lomnitz, 70% de la demanda de agua se obtiene del subsuelo. Cada día se extrae una cantidad como para llenar más de dos veces el Estadio Azteca, y esa cantidad es mucho mayor al agua que se alcanza a recargar.
El reto, entonces, es encontrar cómo establecer un equilibrio entre el agua extraída y el agua recargada.
“La captación de agua de lluvia se debe combinar con trabajos para aumentar la recarga. Básicamente se trata de aumentar la cobertura de aguas verdes y la reforestación de bosques, al tiempo que se reduce el territorio asfaltado. La lluvia cae sobre el pavimento, techos y superficies asfaltadas. En vez de filtrarse al subsuelo, entra al drenaje y se expulsa de la cuenca. Entonces no recarga”, apunta.
Por otro lado, el Valle de México está a tal grado urbanizado que no hay lugares donde poner grandes reservorios. En opinión de Lomnitz, la zona donde se ubicaba el lago Texcoco y se iba a construir el aeropuerto podría convertirse en un sistema lacustre de humedales y lagos. Esto ayudaría a la sostenibilidad del agua y la regeneración del ecosistema nativo.
“Cada vez hay más pequeños reservorios de agua en la zona del Ajusco; les dicen aljibes u ollas de captación. Toda la zona alrededor de la Ciudad México donde queda espacio, deberíamos llenarla con estos. Todos y todas podemos hacer cosas que contribuyen a resolver el problema, como captar agua pluvial aunque en la zona donde vivas haya agua suficiente. Pero estas iniciativas sólo funcionan cuando existe una real adopción por parte de los usuarios y estos se convierten en cosechadores de lluvia”, observa Enrique Lomnitz.
Educar a los cosechadores de lluvia
Desde 2009, Isla Urbana ha instalado más de 20 mil sistemas de captación de agua de lluvia. Con ello, se han beneficiado más de 122 personas y se han cosechado 815 millones de litros de agua.
Para que el proyecto adquiera más fuerza, esta asociación implementó el programa Escuelas de lluvia. Mediante éste realizan una labor comunitaria de educación y adquisición de herramientas para enfrentar la crisis hídrica.
Así, al mismo tiempo que ayudan a que la escuela tenga mejor abasto de agua, aprovechan el impacto de estos espacios como centros de transferencia de conocimiento.
“Estamos trabajando mucho con la Comisión de Agua en el Estado de México para poner sistemas de captación en escuelas. En la Ciudad de México hemos trabajado en 200 escuelas o algo así. El tema del agua nunca es sólo este recurso. La captación de agua de lluvia es una parte de una estrategia más amplia para llegar al balance hídrico. Es un trabajo de agua y de territorio, especialmente de bosques”, advierte.
De esta forma, resolver el problema del agua en México requiere esfuerzos para reforestar, crear reservorios de agua, captar agua pluvial y reciclar el agua. Lo que terminará con la crisis hídrica no es una acción sino un conjunto de iniciativas. Y en éstas, todos los mexicanos tenemos algo que aportar.