Por STAFF ENTORNO Y FUTURO | 1/8/2022
Cada vez más la información es poder, pues ahora tenemos la capacidad de obtenerla en enormes cantidades, almacenarla y procesarla en tiempo real. Además, con ayuda de la inteligencia artificial (IA) es posible analizar ese big data para responder muchas preguntas que nos hacemos como humanidad y tomar mejores decisiones para el bien común.
“No hay un elemento en el que no nos pueda ayudar la IA para mejorar la forma en que vivimos —dice Lukas Canal, CEO de Hexagon Data—. Si el destino de los recursos en México se decidiera de manera más algorítmica, basada en variables fundamentales para beneficio de la población, sería mucho más ecuánime la manera de invertir y las decisiones serían mil veces mejores”.
Sin embargo, desde su punto de vista, aún se requiere un mejor entendimiento tanto del big data como de la IA. Ambas son construcciones humanas y, por lo tanto, pueden tener sesgos. De esta forma, darles un uso correcto exige transparencia y discusiones ético-filosóficas.
Las cuestiones éticas del Big data y la inteligencia artificial
Hexagon Data ayuda a las organizaciones a crear estrategias de data para generar experiencias personalizadas relevantes. La información la obtienen principalmente de la navegación de los usuarios en sitios web o aplicaciones móviles.
“Luego está el elemento publicitario. Cuando compras publicidad en Facebook, Google, Amazon, para segmentarla compras datos; es decir, miles de perfiles. Lo que no debes hacer es transaccionar con información privada”, señala Lukas Canal.
“Se habla de la desaparición de las Third Party Cookies porque existen prácticas no tan buenas de recolección de información. Estamos yendo hacia un modelo más transparente, donde el usuario tiene más control”, agrega.
Ello ha motivado reflexiones sobre la privacidad, pues los usuarios no quieren compartir sus datos. Al mismo tiempo, quieren tener acceso a información y servicios sin pagar por ellos.
“Tienes llamadas internacionales gratis, chat constante, espacio para almacenar tus fotos y compartirlas, herramientas de edición. Esas cosas también hay que ponerlas en la balanza. De alguna manera se tienen que monetizar”, considera Lukas Canal.
En materia de big data e inteligencia artificial otra de las discusiones tiene que ver con quién decide qué es verdad o quién define la calidad de un contenido. Sin embargo, en un entorno donde la confianza está erosionada, esto va más allá de un sistema de verificación.
“Desde la perspectiva de la conciencia colectiva es muy interesante cuestionarnos qué es este monstruo que estamos construyendo, quién lo está construyendo y cómo debería ser el resultado. Uso la palabra monstruo por la magnitud, no porque piense que sea negativo. Tenemos en nuestras manos la mejor herramienta que hemos inventado hasta ahora: la IA. ¿Cómo garantizamos que se use para bien? Es una discusión ética y filosófica”, asegura.
Beneficios sociales impulsados por intereses comerciales
La inteligencia artificial se originó a mediados del siglo pasado, aunque en la última década la han impulsado fuertemente Google, Facebook, Amazon.
Estas compañías tienen acceso a grandes cantidades de información en sus plataformas y capacidad para entrenar sistemas con mecanismos eficientes para su negocio. Sin embargo, también promueven el uso de IA en iniciativas sociales.
AlphaFold, por ejemplo, es un programa que surgió en el laboratorio DeepMind de Google. Éste logró resolver uno de los problemas más difíciles de la biología: predecir cómo se doblan las proteínas. Un avance sin precedentes para el desarrollo de tratamientos más efectivos para combatir diversas enfermedades.
“Lo increíble es que hicieron de AlphaFold un proyecto open source. Entonces, todos los biólogos tienen acceso a este sistema de IA para poder resolver cualquier cantidad de problemas. Los beneficios que vamos a tener de esto son incalculables”, advierte Lukas Canal.
Google también es protagonista del debate sobre si un sistema de IA puede tener conciencia o no.
Su LaMDA es un modelo de lenguaje experimental alimentado con contenido que existe en internet, escrito por humanos. Recientemente, Blake Lemoine, un ingeniero de la empresa, fue despedido tras afirmar que dicho programa era capaz de tener sentimientos.
“Nosotros hemos discutido un montón acerca de esto. Mi perspectiva es que el sistema no es consciente. Está entrenado con información ‘consciente’, escrita por seres humanos. Al replicar ese estilo de escritura es fácil caer en la trampa y pensar que es un sistema consciente”, puntualiza.
Un blog escrito 100% por inteligencia artificial
Además de usar la inteligencia artificial para cuestiones de marketing, en Hexagon Data la aprovechan en el blog de la empresa. De acuerdo con Lukas Canal, siempre habían tenido la inquietud de compartir sus conocimientos en data science pero necesitaban que otro los escribiera.
Investigando encontraron a GPT-3, un sistema de open AI que les permitió automatizar la creación de los artículos.
“Una de las características de la IA es que la puedes entrenar. El contenido que nosotros hacemos es muy de tendencia, cosas nuevas en el mundo de la tecnología. Entonces, tenemos que inyectar información actualizada para poder hablar de tendencias e inyectar información del estilo de escritura que nos gusta”, explica.
Bajo el término de ingeniería de contenido, comenta, sólo hacen una revisión editorial antes de publicar cada artículo. Todavía no tienen 100% de confianza en que la data con la que entrenan el modelo esté completamente alineada a su forma de ver el mundo.
“La gente cree que el blog está escrito por humanos, aunque ponemos una leyenda que dice: esto está escrito por IA. Cuando se los aclaramos la reacción es siempre como del fin del mundo: ‘¡Ya no va a haber escritores nunca más en el mundo!’ No es así. Simplemente podremos escribir como nunca lo habíamos hecho”, observa.
Las oportunidades de México frente a los avances de la tecnología
En opinión de Lukas Canal, en México existe una gran industria de fintech que tiene relación directa con el uso y aprovechamiento de información.
Cita el caso de Descifra, startup que tiene los mapas de todo el país y genera un grid donde usa sistemas de inteligencia artificial para cruzar información del INEGI, de seguridad, de tráfico, de ventas. Cualquier cantidad de variables que el gobierno podría utilizar para tomar decisiones y brindar mejores servicios a la población.
“En México hay mucha gente autodidacta y curiosa; un talento increíble con sed de aprendizaje. Es gente que tiene un interés por resolver problemas sociales y se mete a investigar, aprender y probar estos sistemas —afirma—. En la medida en que exista una masa crítica de personas que aprenda cómo utilizar la tecnología para el bien común, el resultado puede ser muy positivo”.
Asimismo, revela que en el mundo empresarial existe interés e inversión para poder utilizar datos a todo nivel. Desde resolver problemas logísticos, hasta ser más eficientes en la fabricación de los productos que ofrecen y conectarse con los consumidores de una manera más cercana y relevante.
“Nosotros cada vez hablamos más con compañías privadas en México que están usando la información para crecer sus negocios, ser más sostenibles en el tiempo y mejorar la eficiencia de su negocio”, indica Lukas Canal.
“Tenemos una responsabilidad muy grande en el uso de los modelos de IA. Sobre todo en qué información vamos a utilizar para entrenarlos y asegurarnos que cumplen éticamente”, añade.
Así, para que en el país el big data y la IA influyan positivamente en la vida de los habitantes, se debe entender que éste no es un tema puramente tecnológico. De hecho, en cualquier proyecto es más importante la educación de la gente en torno al uso de información, que la tecnología elegida para procesarla. Por ello resulta relevante tener buenas prácticas de gobierno de datos; lograr que su consumo y distribución sean democráticos.