Por SARAYD LUNA | 01/07/2022
Querétaro sabe que no va a inventar el hilo negro, al menos en cuestión de economía circular. Sin embargo, con la iniciativa Querétaro Circular puede liderar la ruta a seguir para llevar al estado hacia ese nuevo modelo de producción y consumo. Una meta tan ambiciosa, que demanda reiniciar el pensamiento y comportamiento de los queretanos.
En un mundo cuyo motor es la economía lineal, tomamos recursos de la naturaleza para producir, consumir y desechar sin reparo.
Por ello, atender los retos de sustentabilidad y cambio climático mediante una economía de cero residuos implica un cambio de cultura, la articulación de todos los sectores y crear una plataforma de gobernanza.
“El concepto de progreso y desarrollo debe desacoplarse de lo material —advierte Cristina Casas, directora ejecutiva de Querétaro Circular—. Creíamos que la naturaleza era infinita, pero ya no se vale sólo extraer. Hay que regresar, regenerar, cuidando que los sistemas naturales continúen sosteniendo la vida del ser humano y las demás especies”.
Desde su punto de vista, tratándose de sustentabilidad hay dos opciones: el destino nos alcanza o nosotros decidimos nuestro destino. En Querétaro han optado por la segunda opción, y para ello pondrán en práctica los tres principios de la economía circular.
El primer principio consiste en diseñar productos, empresas, ciudades y estilos de vida sin residuos ni emisiones. El segundo exige alargar lo más posible la vida útil de los productos, a partir del reúso, la reparación y el reciclaje. El tercero se enfoca en la regeneración de los sistemas naturales.
Con un reto tan claro como complejo, la pregunta es ¿cómo logrará Querétaro reinventar su modelo económico?
Próxima parada hacia la economía circular: 2030
Querétaro Circular se encuentran en la cocreación de la hoja de ruta hacia la economía circular. La primera meta concreta es reducir 40% las emisiones del estado a 2030. Por esa razón, para la elaboración del plan estratégico han conformado una alianza con 50 actores clave.
“Estamos promoviendo un enfoque de gobernanza sistémica. Es decir, la definición de nuevos acuerdos colectivos basada en el sistema en conjunto para llevar un proceso de transición articulado. Es un ejercicio único en su tipo en México. Son más frecuentes en otras partes del mundo, donde las autoridades, la academia, la sociedad civil, las empresas, no se reúnen para opinar sino para trabajar. Realmente se profundiza en cada tema entendiendo lo que implica para los demás”, explica Cristina Casas.
Ya que atender el tema de los residuos va mucho más allá de los desechos en sí mismos, en diciembre de 2021 se publicó la Ley para la Prevención, Gestión Integral y Economía Circular de los Residuos del Estado de Querétaro.
Ello sentó un precedente en la reflexión sobre el nuevo modelo económico. Y se espera que la hoja de ruta de Querétaro Circular genere los insumos para la creación del reglamento.
“Esto mueve muchas cosas porque implica cambios importantes en la forma en que las empresas compran y venden, y el concepto de residuos modifica sus dinámicas empresariales. En la parte de las personas, pues de la misma manera”, señala la también directora de la asociación APIS Innovación Sustentable, A.C.
Así, los queretanos tienen como tarea pasar del pensamiento lineal al pensamiento sistémico y de la competencia a la colaboración. Como dice Casas, ir del ego al eco.
El desafiante camino a un nuevo modelo económico
Uno de los principales desafíos para Querétaro Circular es que en una sociedad educada bajo el pensamiento lineal, las cosas se suelen ver de manera aislada. De acuerdo con Cristina Casas, es común que los objetivos se planteen a corto plazo y con intereses individualistas.
“El cambio a la economía circular implica soltar la forma en que estamos acostumbrados a vivir. Necesitamos desaprender para dar espacio a que nuevas cosas emerjan”, observa esta doctora en Innovación Social.
En ese sentido, es fundamental comprender la interdependencia de todos los actores en los fenómenos para poder tener una coordinación total. Porque si una parte del sistema falla, fracasa el sistema completo.
Una primera acción, entonces, es reformular los valores. Asimilar que lo importante son las personas, no las cosas, y poner énfasis en la ética del cuidado.
“Es importante como humanidad repensarnos. ¿Qué estamos haciendo? La economía es un constructo que armamos, pero arriba está la vida. Lo que en un momento funcionó, hoy ya no sirve, tenemos que evolucionar. Es un tema de educación, de legislación. Pero sólo cuando todos los actores se ponen de acuerdo y entienden la implicación en el conjunto, va a funcionar”, enfatiza Casas.
Ciudades más justas, sostenibles y prósperas en el horizonte
Como concepto, la economía circular nació a finales de la década de los 80, y entre sus principales promotores se encuentra la Fundación Ellen MacArthur.
Aunque China y Japón empezaron a tomar medidas de reúso y producción sustentable hace 20 años, la Unión Europea es considerada líder en el tema. Sobre todo desde la publicación de su Plan de Acción para la Economía Circular de 2015.
Sin embargo, alrededor del mundo hay casos de éxito: Nueva York, Toronto, Cape Town, San Petersburgo, Sao Paulo. De hecho, existe un caso particularmente interesante en Latinoamérica: Curitiba, Brasil.
“Es una ciudad con desigualdades tan fuertes como las que tenemos aquí, y 80% de su basura se recicla —comenta Sara Topelson, investigadora emérita de la Academia Mexicana de Arquitectura—. Jaime Lerner dijo: les vamos a enseñar a los niños a reciclar, y resulta que luego los niños les enseñaban a los papás”.
Lerner, dos veces gobernador de Paraná y tres veces alcalde de Curitiba, creó diversos estímulos para reciclar desechos. En colaboración con los productores, por ejemplo, le daba a la gente productos a punto de caducar a cambio de que separaran su basura.
Este político y urbanista logró limpiar los cuerpos de agua altamente contaminados de la ciudad, pagándole a los pescadores por cada kilo de basura que sacaran de estos. También ideó el programa La basura que no es basura, mediante el cual le compraba a la población todo lo susceptible de ser reciclado.
“Generó una conciencia del reciclaje que se ha ido transformando. Incluyó a la población más pobre con estímulos, programas educativos y subsidios cruzados. Hoy Curitiba es una ciudad circular ejemplar”, asegura Topelson.
De esta forma, la transición de Querétaro a la economía circular no ocurrirá de la noche a la mañana ni será sencillo por la resistencia que genera. No obstante, se le reconoce a Querétaro Circular el hecho de que, desde todas las trincheras, se está atreviendo a contrariar.
“Esta revolución profunda está en experimentación —sostiene Lorena Jiménez, presidenta del Comité de Federaciones de la Coparmex—. Romper creencias cuesta muchísimo, pero si queremos hacer cambios hay que incomodar”.
Asimismo, subraya que la circularidad empieza en los hogares, donde cada acción sustentable, por pequeña que sea, tiene un impacto positivo. Y, a pesar de las desigualdades que caracterizan a México, propone hacer un alto para considerar que se avecina un futuro lamentable si no realizamos cambios verdaderos.
Después de todo, las necesidades materiales son creadas. Existen múltiples formas de hacer más modesta la vida cotidiana y no darle prioridad a la comodidad en la ruta hacia la economía circular, donde el mejor residuo es el que no existe.