En una ciudad es posible tener a poca distancia servicios públicos, parques, zonas de trabajo y grandes polos de innovación donde los encuentros generan oportunidades de desarrollo y el intercambio de ideas productivas. En contraste, los barrios aislados provocan que la ciudadanía quede excluida y rezagada. En ambos casos, el espacio en el que se desenvuelve una persona determinará, en gran medida, sus oportunidades de desarrollo.
En ciudades ordenadas, compactas y accesibles, que ofrecen la posibilidad a todos sus habitantes de explorar fácilmente diferentes ambientes y barrios, hay mayores posibilidades de encuentros significativos, los cuales facilitan la innovación y el crecimiento de su productividad y bienestar.
Por el contrario, en ciudades extendidas, sin un modelo de crecimiento ordenado, donde proliferan los barrios de difícil acceso y aislados del resto de la ciudad, se propician malos resultados en materia social, ambiental y productiva.
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